Cuáles son los beneficios de caminar

Numerosos estudios han probado que andar regularmente reduce el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares como el infarto. Ayuda a bajar los niveles de LDL, el llamado colesterol malo, al mismo tiempo que eleva los de HDL, o colesterol bueno, controlando así nuestra presión arterial. Un paseo diario de 30 minutos evita un aumento de dicha presión y reduce hasta un 30% las probabilidades de sufrir una enfermedad coronaria.

El hábito de caminar también disminuye el riesgo de desarrollar la diabetes tipo 2, el asma y algunos tipos de cáncer, como el de colon o el de pecho.

Si intentas perder peso, necesitarás quemar unas 600 calorías al día, y dar un agradable paseo es una de las formas más simples y efectivas de conseguirlo. Una persona con un peso de aproximadamente 60 kg puede quemar unas 100 calorías en media hora si anda a paso medio, y hasta 150 si acelera el ritmo. Además, caminar incrementa la masa muscular y tonifica los músculos: cuanto más músculo tienes, más rápido es tu metabolismo y, consecuentemente, más rápido quemarás las calorías.

La demencia afecta a muchas personas mayores de 65 años, y la cifra ha aumentado paulatinamente en las últimas décadas. Por eso, es bueno saber que llevar una vida activa tiene un efecto de protección sobre las funciones cerebrales, el ejercicio regular reduce el riesgo de sufrir demencia hasta en un 40%, y mejora notablemente nuestra memoria.

Caminar estimula y fortalece los huesos, aumentando su densidad, muy importante especialmente para las mujeres de mayor edad. También ayuda a mantener la salud de las articulaciones, poniendo freno a la aparición de enfermedades como la artritis.

Un buen paseo puede ayudar a fortalecer y dar forma a tus piernas, dando definición a las pantorrillas, cuádriceps, isquiotibiales y los glúteos, especialmente si subes terrenos elevados. Además, si mantienes una correcta postura al caminar, también puedes tonificar los abdominales y reducir gradualmente tu cintura.

Si caminas por exteriores en vez de una cinta andadora en el gimnasio, estarás llenando tus depósitos de vitamina D, un nutriente que es difícil de obtener de la comida, pero que puede sintetizarse gracias a la exposición a la luz solar. Se trata de un nutriente que juega un papel decisivo en muchos procesos de nuestro organismo, desde la salud de los huesos hasta el sistema inmunitario. Aunque hay que tener mucha precaución a la hora de tomar el sol, exposiciones cortas y recurrentes sin llegar mucho a quemarte te ayudarán a adquirir suficiente vitamina D.

Puede resultar paradójico, pero un buen paseo es uno de los mejores energizantes naturales. Se aumenta el suministro de oxígeno a cada célula en el cuerpo, ayudando a que te sientas más alerta y vivo. Siempre que tengas un bajón de energía a media tarde o en el trabajo, sal a dar un paseo a la hora del almuerzo en vez de sentarte con un café y notarás la diferencia.

La capacidad del ejercicio para mejorar el estado de ánimo es indiscutible. Los estudios han demostrado que el ejercicio regular de intensidad moderada (como caminar a paso ligero) puede ser tan eficaz como los antidepresivos en los casos de depresión leve o moderada. Se consigue liberar endorfinas en el torrente sanguíneo, lo que reduce el estrés y la ansiedad. Además, a menudo se practica como una actividad social: unirse a un grupo para caminar o reunirse con amigos para caminar y hablar es una gran manera de desterrar los sentimientos de aislamiento y soledad.

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